Un café con
Baileys
y un
corazón de espuma
flotando en
la nostalgia
Camino
invisible
sonrío
sola
furtiva
al ras de
los viejos muros de San Juan
El sol sólo
sirve para aumentar el frío
Descubro al
fin el sabor
de un
engaño
observado
desde una pantalla ciega
desde una
imagen desgarrada
en las
letras huecas del ciberespacio
Imagino
tu risa feliz
en una
invitación curiosa
a un helado
con Baileys
en otra
tarde lejana de sol
y soledades
camufladas de abrazos
que no eran
míos
Un hueco de
mariposas negras
en el
centro del pecho
me separa
del planeta
que queda
reducido a una lámina fugaz
de reflejos
y reproches
y me quedo
atrapada con mi asombro
en un carpe
diem
de corazón
en vilo
y adioses
al tiempo perdido
Me
preguntaba cuál sería el sabor
del engaño
y lo
descubro hoy
servido con
una guiñada amable
en una taza
de café
en el
rastro de espuma dulce y canela
que me perturba
en la
lengua tibia con la que recorro mi boca
explorando los matices profundos de ese sabor
que evadí beso a beso
en una dolorosa guerra de amor
en la
garganta silenciosa
que se hace eco del calor de un suspiro
Un helado
con Baileys sería la respuesta
pero ese
sabor
todavía no
me atrevo a probarlo.
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