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miércoles, 1 de mayo de 2013

Adioses


 
Micro-historias retorcidas
(no todos los adioses se lloran)

1.  El día que te fuiste, fue como si nacieran las flores de los sueños sembrados desde que naciste. 

2. El día que te fuiste, me quedé sentada en mi mecedora, mirando la puerta, sonreída.  Al fin era libre.
 
3.  El día que te fuiste, todas nos miramos y nos dimos cuenta de que no te extrañaríamos.  Luego volvimos a nuestras computadoras y te borramos de Facebook.
 
4.  El día que te fuiste, recorrí toda la casa.  Busqué las ausencias de los muebles que migraron contigo y te maldije por no haber limpiado el rastro de polvo que dejaron en nuestra casa.

5.  El día que te fuiste, dejaste de existir en mi realidad cotidiana y ya no hubo tiempo de extrañarte. 

6.  El día que te fuiste finalmente ya no importó.  Te habías ido hace años y tu cuerpo doliente nos había secado las lágrimas. 

 7.  El día que te fuiste, sin avisar, a escondidas, huyendo de tu dolor y del nuestro, celebré tu muerte, lloré los días en que te extrañaría, pretendí grabar tu cara en mi memoria y te dejé encargada en los ritos de costumbre mientras yo partía a trabajar.  A fin de cuentas ya no estabas y lo que yo hiciera no haría diferencia.

8.  El día que te fuiste, te llevaste una mochila cargada de ira y de miedo a mirarte.  En la mesa de las solidaridades se quedaron las cuentas de un collar de olvidos y de promesas que no cumpliste.

9.  El día que te fuiste me di cuenta que quien debió irse fui yo.  Solo que nunca me he ido.  Tal vez ya sea hora de considerar la idea.

10.  El día que te fuiste, el día que me fui de mi vida, apenas me di cuenta de lo que hacía.  Me desperté años después en otra isla, hambrienta y alucinada, buscando el camino para regresar.

11.  ¿Pero no te habías ido?  Así que seguías ahí.  ¿Escuchaste lo que hablaba sola?

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